12 de mayo de 2000
Es ridículo pretender que se nos permita votar por el Presidente de
los Estados Unidos (EE.UU.) cuando Puerto Rico no cumple con las mismas
obligaciones de los demás estados de la unión.
El Voto Presidencial estaría garantizado si la Isla se convirtiera en
el Estado 51 de la unión americana. La Constitución de los EE.UU. establece
claramente que “sólo los estados pueden nombrar electores a los colegios
electorales para votar por el presidente”.
Las gestiones de diferentes administraciones y entidades para
conseguir este derecho, o mejor dicho, privilegio, han sido numerosas. En 1950,
Don Luis Muñoz Marín, abogó inútilmente porque se le concediera el voto presidencial
al Estado Libre Asociado (ELA) de Puerto Rico.
A finales de los años 60, Luis A. Ferré, hizo otro intento para que el
Congreso le extendiera el derecho de votar por el presidente a los
puertorriqueños, y la propuesta fue rechazada.
Para extenderle este privilegio a los puertorriqueños dentro del ELA,
el Congreso estaría obligado a enmendar la Constitución, proyecto que sería
muchísimo más cuesta arriba que cabildear por la estadidad. Esta enmienda
requeriría ser aprobada por dos terceras partes del Senado, dos terceras partes
de los Representantes, y 38 estados para poder ser aprobada.
Creo que ya todos sabemos la apatía que hay en los Estados Unidos para
darnos más derechos, cuando nosotros no contribuimos en nada a la estabilidad
nacional.
Si comparamos eso, con lo que se necesita para que el congreso apruebe
un proyecto que viabilice la estadidad para la Isla, el cual solo exige la
mitad más uno de los votos, es claro que la segunda sigue siendo la más
sensata.
Hoy, los puertorriqueños quieren votar por el presidente, mañana
querrán representación en el congreso, y pasado mañana abogarán por la igualdad
en los fondos federales que son repartidos a los estados, sin dejar de ser
colonia.
¿No creen ustedes que esto es
ridículo?
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